8 dic 2009

Ermesenda, Condesa de Vamurta.

Libros Género Fantástico

Ermesenda es uno de los pilares de la primera parte de la novela épica Antigua Vamurta. Y creo, un personaje clásico de literatura fantástica o de un libro épico. Ella es el poder personificado, una abeja reina. Aunque en su declive siente y surgen las dudas y, por primera vez, empieza a hacerse preguntas, tal es la dimensión del fiasco de su gran obra, la civilización del hombre gris, de la que ella es la cúspide, su apogeo y decadencia. Pero no olvidéis que Ermessenda es también alguien que ha generado vida.
La Condesa es muchas más cosas: es una mujer con un pasado lejano feliz, es madre de un único hijo, Serlan, protagonista épico. Es también quien ostenta el poder real sobre una multitud de ciudadanos que la cuestionan en silencio, temiéndola. Es una mujer con los sentimientos escondidos tras su máscara de impasibilidad, que a la vez, la aísla del mundo. Es alguien que ha luchado toda su vida por mantenerse arriba, aún a costa de endurecer un corazón de pájaro que apenas late ya por nada.

Pero los tiempos cambian y los hechos se suceden, inalterables. Querer luchar contra eso es insensato, pretender saltar por encima del curso de los días es arrogante. Aunque Ermesenda, Condesa de Vamurta, despertará, por fin, de su endiosamiento.

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Una mujer poderosa.
Fragmento de la Antigua Vamurta, Capítulo IV:

Tanto temí a todos... De eso hará algún tiempo, antes que los murrianos reventaran y quemaran nuestros campos. Desde luego, al principio no fue así, pero lo cierto es que desde pequeña me enseñaron a mirar a los lados antes de abrir la puerta de mi dormitorio. No, cuando me casé, cuando murió el viejo Conde y fuimos ungidos, aún no odiaba a todos. Eso llega con el paso de las estaciones, con la permanencia. Crees que el consejero mayor desea algo más que llenar sus alforjas y su cama de carnosas cortesanas. Y así pasa el invierno y llega el verano, mientras crecen las sospechas y ese consejero es culpable, y como culpable de alto rango es prendido y es llevado con discreción hasta el puerto y de allí es expatriado de noche, al otro lado del Mar de los Anónimos. ¡Cuántos lo habrán cruzado! Y hoy, si me miro en el espejo, no estoy segura de nada... Ahora que nuestra derrota llega a su último acto, no me atrevo a pensar. Es como si tras un largo amanecer siguiera una mañana de oscura niebla, esta invasión, cuando todo está perdido. Podría haber creado nuevas ciudades, reforzar los vegueros de Marca, hacer crecer el Condado hacia el norte, explorar, crear...

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