13 jul 2010

Historias de un Patio de Luces

Lápiz en mano, garabateando, con un punto de literatura experimental, de escritura automática, veloz, escribí esta historia, un cruce de caminos entre la nada y la nada. Por eso está en la categoría de Epístolas, porque tiene algo de cuento, de poema, de historia, de testimonio...

Patio de luces en la negrura del domingo.
Ruidos de muchos, murmullos de los rendidos,
voces de algunos esperando los lunes.
Existe todo un submundo en este patio nocturno
una trazada de olores que van del arroz hervido al pescadito,
un juego de luces de cocinas que se encienden y se apagan según lo incomprensible,
como los retazos de diálogos al aire de los que limpian, saltean y cortan.
Patio de Luces. Fríen patatas,
chisporrotean y disputan a los extractores la semántica de fondo.
Brota una discusión, las palabras acuchillan y se arquean, perdiéndose
entre las cuatro paredes hasta disolverse en la noche que, arriba,
todo lo presiente. ¿Entenderé la vida del vecino del cuarto
que se lamenta a su esposa? Retumbar de platos en la pica.
Una letanía femenina le replica que se olvide, que nada se puede hacer
si ese hermano sigue lo que dicta el diablo en el armario, una nada en la botella.
Domingo. Él sigue lavando cuando abrupto, se hilvana el llanto de un pequeño.
¿Hambre? ¿Dolor? La madre le susurra, le canta, sumada al adagio de cazos y vasos
interpretado por el vecindario. Saben que otra, y otra, el mañana nos espera.
Si crees que las almas se esconden, entonces volverá el sollozo del bebé
o la vieja del segundo le dirá a su hijo que ya no viene, que ya no quiere,
o el padre colérico aporreará con furia la puerta de su adolescente
que con silencios desposee al pater familias y lo desgañita.
Golpeteos de mortero. ¿Serán almendras o ajos? ¿Por qué el padre odia a su hijo?
No lo odia, es el último que sostiene la furia del impotente.
El calor de una noche de julio se cuela por las ventanas, se esparce y nos amuerma,
pasa el tiempo y los llantos se espantan, las barrigas se llenan y el lunes pesa,
historias de vecinos
Luz y poesía.
como cada domingo, cíclico y omnipresente. Y cuando cae la quietud que antecede a la quimera, como una hiedra que asciende mágica, los oigo a ellos.
Sus leves jadeos, sus rápidas caricias, el estremecimiento ahogado de él,
el canto libre de ella, desencadenado, atronador.
Y así, el Patio de Luces, el domingo, los huevos cocidos, el hedor a sardianas,
las paredes ennegrecidas se olvidan y uno siente que vuelve la vida,
inesperada, arrolladora, que entra y sale por la azotea, en la que brilla
la luz de las estrellas muertas y la brisa barre las penas,
la noche engulle la amargura y en un nido cualquiera de hormigas
aletea un deseo que es sueño y mañana será sonrisa.
Share/Bookmark

16 comentarios:

  1. Me impresiona como has podido captar toda esa "vida" en un escenario más bien sórdido y encima en un domingo de calores veraniegos. Yo vivo en una casa planta baja sin vecindario, alejada de la población, y aunque alguna vez pueda haber imaginado lo que sucede en uno de esos edificios, nunca lo hubiese entendido mejor que en tu espístola.

    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. és que em costa allargar les històries. normalment ho escric tot d'una tirada i es queda tal qual l'he escrit el primer cop..
    m'encanta que em llegeixis, moltes gràcies!

    ResponderEliminar
  3. Estaba a punto de dormirme un domingo de julio, pero es que un patio de luces puede llegar a ser un hervidero de vidas cruzadas. Y cogí el lápiz y me puse a escuchar. Y cuando casi me dormí...

    ResponderEliminar
  4. Es increíble como se parecen los patios particulares que se mojan como todos. Hay tanta vida e infancia en todo eso. En mi patio hay golondrinas.

    ResponderEliminar
  5. Que belleza...
    Ese patio de luces que bien puede estar en cualquier lado y esos domingos que nunca sera de uno mismo.
    Y digo esto porque es el dia donde definitivamente, aun no me encuentro.

    Besos

    ResponderEliminar
  6. Perfectament trenat. Pudor a “fritanga”, calor insuportable i les misèries de la gent al descobert quan les finestres obertes deixen entreveure com som a la intimitat de casa. En una cançó que és repeteix en tantes comunitats d'escala.
    Amb les teves paraules adquireix un tempo de poesia tràgica.

    ResponderEliminar
  7. ¡Ah! Yo quería darle unas gotitas de humor, de realidad cercana y quizás sí que tenga algo de trágico. Pero su final es esperanzador, eso sí. El humor lo debí perder con los gritos del patio de vecinos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  8. De acuerdo con los compañeros. Imágenes excelentes. Brillantes evocaciones. Neorealismo hispano ;) (ahora que andábamos últimamente con Fellini, jeje) Sí. El patio es un fantástico hervidero, pero la cocción y el plato final te ha quedado de lujo, vecino.

    ResponderEliminar
  9. Neorealismo hispano, caramba Chus eres un auténtico creativo.
    Buenísimo tu comentarios sobre Fellini. Como amaba a ese hombre.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Bueno, qué sorpresa esta epístola. Es una auténtica tormenta de elementos dispares bajo un sol sofocante. Se nos va la atención, como si el cerebro entrara en una danza obsesiva bajo la canícula, de los oídos a los olores. Joé a mí me ha gustado.
    Verdaderamente como un lienzo de un impresionista o una foto del Cartier-Bresson, sólo que en prosa. Vaya fresco que te ha salido.

    ResponderEliminar
  11. En los tendederos se puede ver chorrear vida, los sábados por la mañana, el niño del primero hace ruido con la pelota, los perros aúllan desde la terraza de la cocina...
    Esa sensación de no poder dirigir la mirada más que a cuatro y no saber desde donde te pueden estar viendo.
    Gran homenaje al hueco mas evocador de la casa, con permiso del retrete.

    ResponderEliminar
  12. Hola dafd,
    Me alegra que te guste. Es un fresco, sí, que se repite en todas las ciudades del mundo. Hay cosas que son iguales desde hace décadas. Todo muy constante. Gracias por la visita.

    Hola Yela,
    Ja, ja. Buen juego de palabras. Veo que también te llama la atención los tendederos, en los que chorrea la vida (otro buen juego) y los perros aúllan. Hay gente, como peces en su barrera de coral, que no pasan de los límites del tendedero y el patio de luces.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  13. hermoso,muy bello!
    feliz finde
    un abrazo
    lidia-la escriba

    ResponderEliminar
  14. "¿Por qué el padre odia a su hijo?
    No lo odia, es el último que sostiene la furia del impotente."

    Me encanta esta frase y el final optimista también ^_^

    Patricia

    ResponderEliminar
  15. ¡Vaya! Por un momento he visualizado ese patio de luz. Debe ser una imagen que se repita en infinitos puntos, con miles de historias. Ayyy si esas paredes revelasen los secretos que solo ellas han escuchado, amén de algún que otro vecino que, desde su silla, se le tortura a recibir la tediosa sinfonía de vidas ajenas.

    ResponderEliminar
  16. Hola,
    Y es que el Patio de Luces es universalmente aplicable, je, je. La curiosidad humana es infinita, aunque como bien dices, la mayoría de las ventanas con la luz abierta de noche esconden "la tediosa sinfonía de vidas ajenas". And Nothing More, que decía el Cuervo de POE.

    Gracias por pasarte y por el comentario.
    Saludos.

    ResponderEliminar